Ya se veía venir, pero se vuelve norma. Los timoratos necrófagos se han reconvertido a envalentonados depredadores. Ya no se trata de un animal débil o moribundo, ahora las alimañas tienen alas y un gran radio de acción.
La contabilidad, recuperación (si es posible) y transporte de animales muertos en las explotaciones supone un coste mucho más difícil de evaluar en las explotaciones extensivas, pero más duro de pagar cuando los márgenes per cápita son más reducidos.
La opción medioambientalmente más sostenible regulada por el RD 1632/2011, es la menos utilizada: ¡alimento de necrófagas!
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